jueves, 26 de febrero de 2015

ORTEGA y GASSET- Reflexiones de un filósofo español


Con la moral corregimos los errores de nuestros instintos, 
y con el amor los errores de nuestra moral.


Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender.


Las circunstancias son el dilema ante el cual tenemos que decidirnos. 
Pero el que decide es nuestro carácter.


El amor auténtico se encuentra siempre hecho. 
En este amor un ser queda adscrito de una vez para siempre y del todo a otro ser. 
Es el amor que empieza con el amor.


Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, 
sólo es posible avanzar cuando se mira lejos.


La vida cobra sentido cuando se hace de ella una aspiración a no renunciar a nada.

Lo menos que podemos hacer, en servicio de algo, es comprenderlo.


Lo que más vale en el hombre es su capacidad de insatisfacción.


No hay amor sin instinto sexual. 
El amor usa de este instinto como de una fuerza brutal, 
como el bergantín usa el viento.


El deseo muere automáticamente cuando se logra: fenece al satisfacerse. 
El amor en cambio, es un eterno insatisfecho.


De querer ser a creer que se es ya, va la distancia de lo trágico o lo cómico.


Quien en nombre de la libertad renuncia a ser el que tiene que ser, 
ya se ha matado en vida: es un suicida en pie.
 Su existencia consistirá en una perpetua fuga de la única realidad que podía ser.  


Que no sabemos lo que nos pasa: eso es lo que nos pasa.  

Sólo se aguanta una civilización si muchos aportan su colaboración al esfuerzo. 
Si todos prefieren gozar el fruto, la civilización se hunde.




En tanto que haya alguien que crea en una idea, la idea vive.


Los hombres no viven juntos porque sí, 
sino para acometer juntos grandes empresas.

De la democracia del pensamiento y del gesto, 
la democracia del corazón y la costumbre 
es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad.



El hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse.


El mayor crimen está ahora, no en los que matan, 
sino en los que no matan pero dejan matar.


¿Qué perfección es ésta que complace y no subyuga, que admira y no arrastra?



ORTEGA Y GASSET - frases

miércoles, 25 de febrero de 2015

EL SECRETO DE LA FUERZA VITAL



"Los seres humanos pueden sobrevivir con poca comida y bebida. Pueden continuar existiendo incluso si han trabajado más allá de sus límites. El Género humano puede vivir sin educación o comprensión, religión o espiritualidad, ignorando la política y los acontecimientos mundiales. Los seres humanos pueden soportar el dolor y el sufrimiento, la desilusión y el dolor del corazón, y la pérdida de las comodidades materiales. Sin embargo, los humanos se debilitarán, se pondrán enfermos y morirán si no son queridos y apreciados como una familia."

La que Sana, la Madre del Clan del Octavo Ciclo Lunar, nos recuerda que nadie puede vivir sin amor.

¿Es hora de abandonar los lugares donde te aislabas, olvidando llamar a aquellos en quien confías cuando estás desanimado?

Puede que sea el momento de demostrar a los que puedas haber olvidado que los aprecias, pasando un poco más de tiempo juntos.

Toda la fuerza vital de los humanos se fortalece cuando les muestran que son amados. ¿Es hora de que des o recibas un abrazo?


fragmento de LA MEDICINA DE LA TIERRA
JAMIE SAMS

jueves, 19 de febrero de 2015

El Mar y yo...

El mar bramaba hoy,,,impulsado por el viento,
era delicioso escucharle...
Tuve que ir con cuidado, parecía quererme pillar
Qué sensación cuando frente a él,
ves la fuerza del mar viniendo hacia ti,
como si te quisiera llevar...
Poco a poco fue creciendo su avance
y abarcando más terreno de la playa
Nosotros hacia atrás y ella hacia adelante
Ya en el paseo marítimo,
el viento y su fuerte llamada 
nos envolvían con todo su poder
que dejábamos nos limpiase...
Fortaleciéndonos...
Sólo me restaba AGRADECER,
uno de mis mayores sueños se había cumplido
Recordé...cuántas veces lo pedí al cielo



A su vera me siento una niña y en "casa"
por qué será...
Como si contemplara la eternidad,
me pasa siempre con el Sol, el cielo, el mar
y la Naturaleza toda...
El Mar y yo...nos amamos
será porque mi cuerpo es tierra,
o porque mi alma es mar

Olía a VIDA...
Embelesada...supe que en el cielo 
estaré junto a él...no me canso de mirarle


Arriba me esperaba mi pajarito... siempre fiel



D.V.-Nefertum
19/2/2015 -Malaka

lunes, 16 de febrero de 2015

EL SACRIFICIO DE GIORDANO BRUNO- In Memoriam



Roma, jueves 17 de febrero de 1600. La Humanidad peca una vez más contra la Filosofía.


Disfrazado con el grotesco sayo de los herejes precedido por frailes salmodiantes, encadenado, con los pies desnudos, vigilado por hombres armados, el Nolano se encamina al suplicio más espantoso que podamos imaginar, solo, sin una voz amiga a su lado que le reconforte, después de siete años de atroz prisión y de tormentos, entre el escarnio de la multitud ignorante, teniendo como único testigo de su propio heroísmo a su impávida conciencia. Presente en la espantosa ejecución del Filósofo; él, el Jefe de la Religión del perdón y del amor! . En nombre de la Religión no supieron invocar sino el brazo secular o las llamas de la hoguera.

Bruno sabía que estaba más allá de la Iglesia y de su historial mortal, que era partícipe de una inmortalidad que las Iglesias no conocen, siendo como son construcciones históricas pasajeras, y el Crucifijo debía recordarle otra víctima, otro torturado, otro Campo di Fiori con sacerdotes ávidos de sangre y lágrimas, dolores y gemidos de víctimas. 

Pero he aquí que la fe pasaba a ser el medio no para educar e instruir, sino para ofender y vilipendia

La Filosofía era para las almas superiores.  

Su ética la había obtenido de su filosofía astronómica. "En el Universo está el equilibrio y el orden, el Mal es el accidente personal; el Bien está en el Todo. Quien se eleve a la visión del Todo, ese aniquilará la sugestión del Mal y será capaz de entender y practicar la Bondad. Pero el infinito es también indestructible, la nueva Filosofía nos libera, por eso, del miedo a la muerte. "Toda la ética bruniana es un formidable esfuerzo, quizás la más maravillosa y completa tentativa que hasta hoy se haya hecho, para vencer el horror a la muerte y el temor a la existencia.


"Cuando el miedo haya desaparecido de nuestras almas, nosotros seremos verdaderamente hombres, partes conscientes del infinito. Entonces avanzaremos con osadía hacia la conquista de la virtud. Combatiremos contra la adversidad y seremos magnánimos contra las injurias de la pobreza, de las enfermedades y de las persecuciones"

"El Filósofo se libera a "sí mismo" de la sombra, no más. Que los otros hagan como él y se esfuercen hacia la verdad. "

"Una vida emocionante circula en el Universo y lo vuelve a llevar fatalmente a aquel principio del Bien del que ha salido. El Mal está en lo fragmentario; en el Todo está lo Bello y lo Bueno"

"Esta es aquella filosofía que exalta los sentidos, libera el espíritu, ennoblece la razón e indica al hombre la única felicidad a la que como tal puede aspirar, evitándole así la ansiedad de los placeres y el temor al dolor" -dice Bruno-


LO ESENCIAL PARA BRUNO NO ES LA RELIGIÓN SINO LA MORAL. 

Cuando el cardenal Bellarmino, con el agudo ojo del enemigo, se dio cuenta de que era una doctrina que destruía hasta la última posibilidad de la religión eclesiástica, pronunció la sentencia. Bruno anunciaba la liberación merced al esfuerzo y la voluntad individual

Pero quien observe con la mirada serena, juzgará que la moral sin dogmas es el enunciado sustancial de la Ética Bruniana.

Bruno ante Bellarmino  comprende que dos principios morales son demasiado: o la moral cristiana de la resignación y la obediencia, o la moral heroica del esfuerzo y de la resistencia, la Moral de la Liberación.

El sacrificio de Bruno es inexplicable si no admitimos que en aquella hora suprema quiso testificar al mundo que las Iglesias no son más que la Religión y que han perdido la función de instruir a las masas. La Religión podrá pues, estar en las conciencias si aún tiene un lugar para estar, pero ciertamente desertará de las Iglesias.  Decidió hablar con los hechos y eligió el suplicio. ¡ Oh, el primer mártir consciente de la nueva Religión de la Humanidad!

Llamado a arrepentirse Bruno contesta:
"No debo ni quiero arrepentirme, no tengo motivo para ello y no sé por qué debo arrepentirme·



Y al escuchar la sentencia responde:
"Mayor temor sentís vosotros en pronunciar la sentencia contra mí, que yo en oírla"

"Cuando me encuentro en dificultades y en peligros, tú oh valor -dijo un día en Londres- con la voz de tu vivaz fervor me entonarás sin falta esta sentencia al oído:

"No cedas ante los males, sino audaz, enfréntate a ellos"

Este acto heroico definitivo consagra a Bruno a la memoria imperecedera de los pueblos civilizados que en él reconocen un mártir de la ciencia y al precursor indomable de los tiempos que él mismo adelantó.

La civilización borrará la vergüenza del 17 de febrero de 1600, tan solo cuando el amor por la verdad que condujo a Bruno al patíbulo, irradie las tinieblas entre las que vaga todavía el alma de las masas




Lucio Vero y A. Labriola -fragmentos 
GIORDANO BRUNO

viernes, 13 de febrero de 2015

Aquellas piedritas del camino...



Una piedra en el camino...


 Pensé que nosotros también somos como estas piedritas
que las olas habían dejado en la orilla


Una blanca y redonda, perfecta, llamó mi atención, 
la tomé y la llevé en mis manos sintiendo su fuerza
pensé llevármela...pero luego decidí dejarla allí
Ella había sentido mi mano acariciándola...ya era diferente
Algunos éramos como ella...alguien especial nos había "tocado"


Aquella... frente al mar, solitaria, parecía  la más valerosa


la fotografié porque me gustó,
después de mirar la foto un tiempo comprendí...
ahora eran dos...pero en realidad eran uno

lunes, 9 de febrero de 2015

ESPAÑA INVERTEBRADA de Ortega y Gasset


No es el ayer, el pretérito, el haber tradicional, lo decisivo para que una nación exista. Este error nace, como ya he indicado, de buscar en la familia, en la comunidad nativa, previa, ancestral, en el pasado, en suma, el origen del Estado. Las naciones se forman y viven de tener un programa para mañana.

 Hay en la historia una perenne sucesión alternada de dos clases de épocas: épocas de formación de aristocracias y con ellas de la sociedad, y épocas de decadencia de esas aristocracias, y con ella disolución de la sociedad. En los purana indios se las llama época Kitra y época Kali, que en ritmo perdurable se siguen una a otra. En las épocas Kali, el régimen de castas degenera; los sudra, es decir los inferiores, se encumabran porque Brahma ha caído en el sopor. Entonces Vishnú toma la forma terrible de Siva y destruye las formas existentes: el crepúsculo de los dioses alumbra lívido el horizonte. Al cabo, Brama despierta, y bajo la fisonomía de Vishnú, el dios benigno, recrea el Cosmos de nuevo y hace alborear la época Kitra. A los hombres de una época Kali, como ha sido la que en nosotros concluye, les irrita sobremanera la idea de las castas. Y sin embargo, se trata de un pensamiento profundo y certero. Dos elementos muy distintos y de valor desigual se unen en él. Por un lado, la idea de organización social en castas significa el convencimiento de que la sociedad tiene una estructura propia, que consiste objetivamente, queramos o no, en una jerarquía de funciones. Tan absurdo como sería querer deformar el sistema de las órbitas siderales, o negarse a reconocer que el hombre tiene cabeza y pies; la Tierra, Norte y Sur; la pirámide, cúspide y base, es ignorar la existencia de una contextura esencial a toda sociedad, consistente en un sistema jerárquico de funciones colectivas.


¿Cómo? ¿Cabe exigir de una sociedad que sea alguna otra cosa antes que justa? Evidentemente, antes que ser justa una sociedad tiene que ser sana, es decir, tiene que ser una sociedad. Por tanto, antes que la ética y el derecho, son sus esquemas de lo que debe ser, tiene que hablar el buen sentido, con su intuición de lo que es. Resulta completamente ocioso discutir si una sociedad debe ser o no debe ser constituida con la intervención de una aristocracia. La cuestión está resuelta desde el primer día de la historia humana; una sociedad sin aristocracia, sin minoría egregia, no es una sociedad. Volvamos la espalda a las éticas mágicas y quedémosnos con la única aceptable, que hace veintiséis siglos resumió Píndaro en su ilustre imperativo "llega a ser lo que eres". Seamos en perfección lo que imperfectamente somos por naturaleza. Si sabemos mirarla, toda realidad nos enseñará su defecto y su norma, su pecado y su deber.

Nada se halla, pues, más lejos de mi intención, cuando hablo de aristocracia, que referirme a lo que por descuido suele aún llamarse así. Procuremos pues, trasponiendo los tópicos al uso, adquirir una intuición clara sobre la acción recíproca entre masa y minoría selecta, que es, a mi juicio, el hecho básico de toda sociedad y el agente de su evolución hacia el bien como hacia el mal. Cuando varios hombres se hallan juntos, acaece que uno de ellos hace un gesto más gracioso, más expresivo, más exacto que los habituales, o bien pronuncia una palabra más bella, más reverberante de sentido, o bien emite un pensamiento más agudo, más luminoso, o bien manifiesta un modo de reacción sentimental ante un caso de la vida que parece más acertado, más gallardo, más elegante o más justo. Si los presentes tienen un temperamento normal sentirán que, automáticamente, brota en su ánimo el deseo de hacer aquel gesto, de pronunciar aquella palabra, de vibrar con pareja emoción. No se trata, sin embargo, de un movimiento de imitación. Cuando imitamos a otra persona nos damos cuenta de que no somos como ella, sino que estamos fingiendo serlo. El fenómeno a que yo me refiero es muy distinto de ese mimetismo. Al hallar otro hombre que es mejor, o que hace algo mejor que nosotros, si gozamos de una sensibilidad normal, deseamos llegar a ser de verdad, y no ficticiamente, como él es, y hacer las cosas como él las hace. En la imitación actuamos, por decirlo así, fuera de nuestra propia personalidad, nos creamos una máscara exterior. Por el contrario, en la asimilación al hombre ejemplar que ante nosotros pasa, toda nuestra persona se polariza y orienta hacia su modo de ser, nos disponemos a reformar verídicamente nuestra esencia, según la pauta admirada. En suma, percibimos como tal la ejemplaridad de aquel hombre y sentimos docilidad ante su ejemplo. He aquí el mecanismo elemental creador de toda sociedad; la ejemplaridad de unos pocos se articula en la docilidad de otros muchos. El resultado es que el ejemplo cunde y que los inferiores se perfeccionan en el sentido de los mejores. Esta capacidad de entusiasmarse con lo óptimo, de dejarse arrebatar por una perfección transeúnte, de ser dócil a un arquetipo o forma ejemplar, es la función psíquica que el hombre añade al animal y que dora de progresividad a nuestra especie frente a la estabilidad relativa de los demás seres vivos.


 Las más primitivas leyendas y mitos sobre creación de pueblos, tribus, hordas, aluden patéticamente a personas sublimes, dotadas de prodigiosas facultades, padres del grupo social. Con un torpe evemerismo muy siglo XIX, se ha explicado esto siempre diciendo que los hombres reales, un tiempo influyentes en el grupo, fueron luego idealizados, ejemplarizados por la posteridad. Pero sería inverosímil esta ideación si aquellos personajes no hubieran en vida suscitado este ideal entusiasmo, si no hubieran sido de hecho ideales o arquetipos. No se hizo de ellos modelo porque en vida fueron influyentes, sino, al revés, fueron influyentes, socializadores, porque fueron desde luego modelos.

Este mecanismo de ejemplaridad-docilidad, tomado como principio de la coexistencia social, tiene la ventaja, no sólo de sugerir cuál es la fuerza espiritual que crea y mantiene las sociedades, sino que, a la vez, aclara el fenómeno de las decadencias e ilustra la patología de las naciones. Cuando un pueblo se arrastra por los siglos gravemente valetudinario, es siempre o porque faltan en él hombres ejemplares, o porque las masas son indóciles. La coyuntura extrema consistirá en que ocurran ambas cosas.

 Después de haber mirado y remirado largamente los diagnósticos que suelen hacerse de la mortal enfermedad padecida por nuestro pueblo, me parece hallar el más cercano a la verdad en la aristofobia u odio a los mejores.

La raíz de la descomposición nacional está, como es lógico, en el alma misma de nuestro pueblo. Puede darse el caso de que una sociedad sucumba víctima de catástrofes accidentales en las que no le toca responsabilidad alguna. Pero la norma histórica, que en el caso español se cumple, es que los pueblos degeneran por defectos íntimos. Trátese de un hombre o trátese de una nación, su  destino vital depende en definitiva de cuáles sean sus sentimientos radicales y las propensiones afectivas de su carácter.

Si España quiere resucitar es preciso que se apodere de ella un formidable apetito de todas las perfecciones. La gran desdicha de la historia española ha sido la carencia de minorías egregias y el imperio imperturbado de las masas. Por lo mismo, de hoy en adelante, un imperativo debiera gobernar los espíritus y orientar las voluntades: el imperativo de selección. Porque no existe otro medio de purificación y mejoramiento étnicos que ese eterno instrumento de una voluntad operando selectivamente. Usando de ella como de un cincel, hay que ponerse a forjar un nuevo tipo de hombre español. No basta con mejoras políticas: es imprescindible una labor mucho más profunda que produzca el afinamiento de la raza.



fragmentos de ORTEGA Y GASSET
ESPAÑA INVERTEBREDA